Il fotografo, il santo e la città. Padre Pio negli scatti di Gaetano Mastrorilli

El fotógrafo, el santo y la ciudad. Padre Pio en las fotografías de Gaetano Mastrorilli.



















Da Padre Pio a don Tonino Bello: l'uomo e il suo cammino di salvezza


La convención tiene el patrocinio de: Convento de San Matteo, Ciudad de San Marco en Lamis, IISS "Pietro Giannone" de San Marco en Lamis, Agesci San Marco en Lamis y Voluntario de Protección Civil SM 27 de San Marco en Lamis. Los saludos institucionales serán seguidos por los discursos de Raffaele Cera, Matteo Coco, Maria Lucia Ippolito, Francesca Pompa, Michele Illiceto, Rocco De Rosa y Francesco Lenoci. 


La conferencia se origina en la visita que el Papa Francisco realizó en los pasos del Padre Pío, el 17 de marzo en Pietrelcina y San Giovanni Rotondo, y seguirá los pasos de Don Tonino Bello el 20 de abril en Alessano y Molfetta. Martin Buber escribe: "La universalidad de Dios consiste en la multiplicidad infinita de los caminos que lo llevan a él, cada uno de los cuales está reservado para un hombre". De aquí viene una verdad incontrovertible: toda criatura humana, que viene al mundo, es un "unicum" y por eso es preciosa para Dios, que ha reservado para ella un destino de salvación. Pero esto depende de la persona, que debe tener la capacidad de entender cuál es el camino correcto, incluso utilizando ejemplos y modelos extraordinarios, como lo son tanto el Padre Pío como Don Tonino Bello. 




Es en estas referencias de gran importancia que la Convención está llamada a hacer razonamiento y reflexión, porque la existencia del Padre Pío y de Don Tonino Bello ha sido ejemplar en la demostración diaria de que cada gesto y cada palabra deben ajustarse a la enseñanza que proviene de las páginas del Evangelio, en las que está presente Cristo, que nos exhorta a ser dignos de nuestro Creador. Durante la conferencia, el Teatro del Giannone acogerá una maravillosa pintura de Angela Barratta. La Ópera muestra al Padre Pío colocando su mano con los estigmas en el hombro de Don Tonino Bello: un santo que coloca su mano con los estigmas en el hombro de un próximo santo.

APARICIONES DEL NIÑO JESUS AL PADRE PIO

Fruto de esta misma devoción orante que practicaba desde pequeño, se conocen al menos tres eventos extraordinarios que vinculan al santo con Jesús Niño.

Primera aparición (noviembre de 1911)

Desde finales de octubre de 1911 hasta el 7 de diciembre del mismo año, el Padre Pío residió en el convento de Venafro (Isernia). Aquí en un éxtasis cuya fecha no precisa el padre Agostino de San Marco in Lemis, se apareció al Padre Pío el Niño Jesús. La particularidad es que el Niño Jesús apareció con los estigmas de la crucifixión en manos, pies y costado.

A sus cronistas no extraña aquél signo, pues para san Pío de Pietrelcina contemplar el misterio de la Navidad era ver al Niño Jesús a la luz del misterio Pascual de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.



Segunda aparición (20 de septiembre de 1919)

Esta aparición está documentada por el Padre Raffaele de Sant´Elia a Pianisi en el manuscrito, ´Apuntes breves sobre la vida del Padre Pío y mi larga permanencia con él´. También en esta aparición hay una referencia a los estigmas y, en ello, al misterio de la Salvación que la Navidad contiene…

“Después de ocho años de vida militar, debía continuar los estudios de teología y prepararme para la ordenación sacerdotal. Yo dormía en una celda estrecha, casi enfrente a la número 5, que era del Padre Pío. La noche entre el 19 y 20 (de septiembre de 1919) no podía dormir. Hacia media noche me levanto, asustado. El pasillo estaba sumergido en la oscuridad, rota solo por la luz tenue de un candil de petróleo. Mientras estaba a la puerta para salir, veo pasar al Padre Pío, todo luminoso, con el Niño Jesús en brazos. Avanzaba lentamente murmurando oraciones. Pasa delante de mí, todo radiante de luz, y no advierte mi presencia. Sólo algunos años después he sabido que el 20 de septiembre era el primer aniversario de sus llagas”.


Tercera aparición (24 de diciembre de 1922)

Lucía Ladanza, hija espiritual del Padre Pío, es quien narra lo ocurrido el 24 de diciembre de 1922 cuando quiso pasar la vigilia de Navidad junto al Padre.

Aquella noche hacía frío y los frailes habían llevado a la sacristía un brasero con fuego. Ella, y otras tres mujeres se quedaron junto al brasero esperando la media noche, para asistir a la Misa que debía celebrar el Padre Pío. Las otras tres mujeres comenzaron a adormecerse, mientras ella seguía rezando el rosario.

En ese momento vio que por la escalera interior de la sacristía, bajaba el Padre Pío y se detuvo junto a la ventana. De improviso, dice, envuelto en un halo de luz apareció el Niño Jesús entre los brazos del Padre Pío… cuyo rostro se volvió todo radiante. Cuando desapareció la visión, el Padre advirtió que Lucía, estaba despierta y lo miraba fijamente, atónita. Se le acercó y le dijo: “Lucía, ¿qué has visto?” Ella respondió: “Padre, he visto todo”. El Padre Pío, entonces, le advirtió con severidad: “No digas nada a nadie”.


La oración al Niño Jesús

Luego de mayor, contaba los días que faltaban para Navidad. Enviaba a todos sus augurios de paz, de serenidad, de alegría…

“El celeste Niño te conceda experimentar en tu corazón todas las santas emociones que me hizo gozar a mí en la bienaventurada noche, cuando fue colocado en el pobre portal”, dice el santo en una de sus cartas (Epist. I,981).

En los días que precedían a Navidad, el Padre Pío escribía también a sus hijas espirituales invitándoles a orar a Jesús Niño…

“Al comenzar la santa novena en honor del santo Niño Jesús, mi espíritu se ha sentido como renacer a una vida nueva; el corazón se siente demasiado pequeño para contener los bienes del cielo; el alma se siente deshacerse completamente ante la presencia de nuestro Dios, que se ha hecho carne por nosotros.

¿Cómo resignarse a no amarlo cada día con nuevo entusiasmo?

Oh, acerquémonos al Niño Jesús con corazón limpio de culpa, que, de este modo, saborearemos lo dulce y suave que es amarlo” (Epist. II,273).

“Estad muy cerca de la cuna de este gracioso Niño… Si amas las riquezas, aquí encontrarás el oro que los reyes magos le dejaron; si amas el humo de los honores, aquí encontrarás el del incienso; y si amas la delicadeza de los sentidos, sentirás el olor de la mirra, que perfuma por entero la santa gruta.

Sé rica de amor hacia este celeste Niño, respetuosa en la actitud que tomes ante él en la oración, y plenamente dichosa al sentir en ti las santas inspiraciones y los afectos de ser singularmente suya” (Epist. III,346s).


PENSAMIENTOS DEL PADRE PÍO SOBRE EL NACIMIENTO DE JESÚS


Pidamos a este niño divino vestirnos de humildad, porque sólo por medio de esta virtud podemos gustar la plenitud de este misterio de la ternura divina.






Una de sus hijas espirituales, Cleonice Morcaldi comentó,
“En Navidad, la cara del Padre Pío se transformaba. Él estaba en continuo éxtasis.

Como San Francisco, estaba viendo a un Niño Jesús vivo, como lo estaba en la gruta de Belén.



Celebraba las tres Misas Navideñas una tras otra en la misma noche. Él lloraba mucho”.



En Navidad, el rostro del Padre Pío se iluminaba. Sus labios dibujaban sonrisas de alegría.



Su corazón no lograba contener la ternura, el amor por Jesús Niño.


Se detenía horas y horas delante del nacimiento a meditar las enseñanzas que brotan de la gruta de Belén.



“Todas las fiestas de la Iglesia son hermosas… la Pascua, sí, es la glorificación… pero la Navidad posee una ternura, una dulzura infantil que me atrapa todo el corazón”



“¡Qué feliz me hace Jesús! ¡Qué suave es su espíritu! Pero yo me confundo y sólo consigo rezar y repetir: “Jesús, pan mío”“


“Sólo se oyen los vagidos y el llanto del niño Dios y con este llanto y estos vagidos ofrece a la justicia divina el primer rescate de nuestra reconciliación…”


“Que el Niño Jesús te colme de sus divinos carismas, te haga probar las alegrías de los pastores y de los ángeles y te revista todo con el fuego de esa caridad por la que se hizo el más pequeño de nosotros, y te convierta en un niño pequeño lleno de amabilidad, sencillez y amor”


“Que el dulcísimo Niño Jesús os traiga todas las gracias, todas las bendiciones, todas las sonrisas que plazca a su infinita bondad…”



“Jesús llama a los pobres y sencillos pastores por medio de los ángeles para manifestarse a ellos. Llama a los sabios por medio de su misma ciencia.



“El Hijo del hombre ha venido a salvar lo que estaba perdido”. “Habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión”


“Nuestra justificación es un milagro extremadamente grande que la Sagrada Escritura compara con la resurrección del Maestro divino.



“Jesús es de todos, pero lo es con mayor razón para los pecadores. Nos lo dice él mismo: “No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”. “No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos”.




“Nuestro Señor te ama tiernamente, hija mía. Y si no te hace sentir la dulzura de su amor, lo hace para que seas más humilde y te sientas despreciable.



No dejes por ello de recurrir a su santa benignidad con toda confianza, especialmente en el tiempo en el que nos lo representamos como cuando era un niño pequeño en Belén.


Porque, hija mía, ¿para qué toma esta dulce, amable condición de niño si no es para provocarnos a amarlo confidentemente y a entregarnos amorosamente a él?”


“Lejos en la noche, en la época más fría del año, en una fría cueva, más adecuada para un rebaño de bestias que para los seres humanos, el prometido Mesías – Jesús – el salvador de la humanidad, viene al mundo en la plenitud de los tiempos.


sólo un buey y una mula dando su calor al recién nacido, con una humilde mujer y un hombre pobre y cansado, en adoración a su lado.


Nada puede ser oído, salvo los sollozos y gemidos del niño Dios. 


¡Oh, cómo nuestros corazones deberían arder de amor por aquel que con tanta ternura se hizo carne por nosotros! 


¡Oh, cómo debemos arder con deseo de guiar al mundo entero a esta pobre gruta, refugio del Rey de reyes, más grande que cualquier palacio mundano, porque es el trono y el lugar de morada de Dios! 


Relucientes fueron los palacios de los orgullosos hebreos. Sin embargo, la luz del mundo no apareció en ninguno de ellos. 
¡Oh vayamos a postrarnos ante el pesebre, y junto con el gran San Jerónimo, que estaba inflamado con el amor del Niño Jesús, vayamos a ofrecerle todo nuestro corazón sin reservas.

29 de noviembre TODOS LOS SANTOS DE LA FAMILIA FRANCISCANA

29 de noviembre
TODOS LOS SANTOS DE LA FAMILIA FRANCISCANA

La Familia Franciscana celebra la fiesta de todos los santos y santas franciscanos, en el aniversario de la aprobación de la Regla de los Hermanos Menores, por el papa Honorio III, el 29 de noviembre de 1223. A lo largo de ocho siglos, el frondoso árbol franciscano no ha dejado de dar frutos de santidad, y suman casi el medio millar los santos y beatos de las Tres Órdenes, que han sido reconocidos como tales por la Iglesia.

Santos y santas de todas las épocas, de todas las capas sociales, de todas las culturas, que han iluminado con luz propia el universo de la santidad de la Iglesia. ¿Quién puede contar, además, esa muchedumbre de hermanos, hermanas y seglares sin nombre y sin rostro que han vivido la santidad evangélica, que han hecho del proyecto de Francisco la pasión de toda su vida? Es un inmenso capital de santidad, de amor, de sacrificio, de entrega, que garantiza la lozanía perenne de Francisco de Asís, y muestra la vitalidad y autenticidad evangélica del mensaje franciscano.

Esta fiesta es un motivo de gratitud a Dios y una llamada de atención para nosotros, pues nos exigen actualizar hoy el mensaje evangélico de Francisco mediante la santidad de vida de todos aquellos que lo tenemos por padre, inspirador, guía y ejemplo..







A QUIEN SE AMO EN VIDA SE LE AMA ETERNAMENTE










El confesor del Papa que conoció al Padre Pío y será Cardenal a los 96 años

El fraile franciscano nació en 1927 en Federación, en la Provincia de Entre Ríos, pero desde hace muchos años se desempeña como confesor en ...