Prato, mostra di Antonio Ciccone dedicata al frate discepolo di Padre Pio


Dal 9 al 30 novembre, nella Limonaia dell'Opera di Santa Rita, a Prato, una mostra di Antonio Ciccone rende omaggio a Fra Daniele Natale (al secolo Michele), discepolo di Padre Pio da Pietrelcina. Nei due sabati di apertura e chiusura della mostra anche due appuntamenti dedicati a fra Daniele, per il quale è in corso una causa di beatificazione.


«Fra Daniele era per me un carissimo amico, un frate fratello; entrambi ammiratori della bellezza della Natura, tante volte abbiamo parlato e passeggiato nei boschi sul Gargano.» Con queste parole Antonio Ciccone ricorda Fra Daniele Natale (al secolo Michele), al quale il maestro ha dedicato una mostra per celebrare i cento anni dalla nascita, che si aprirà il 9 novembre a Prato presso la chiesa dei Cappuccini.


Sono undici opere inedite realizzate fra il 2018 e 2019 che celebrano questo frate cappuccino discepolo di Padre Pio. «Più volte ha posato per me - ricorda Ciccone - e nel guardarlo ho cercato di cogliere i lineamenti del viso, la profondità dello sguardo, l'espressione gioiosa che trasmetteva con quel suo sorriso solido e simpatico, ho cercato anche di rappresentare quei gesti rivelatori di un anima semplice e spontanea come ad esempio il gesto del saluto, simile a quello che Padre Pio porgeva ai devoti insieme alla sua benedizione».


Nella mostra è esposta anche Padre Pio e Fra Daniele, opera che unisce il Santo al suo discepolo, oltre a opere su Padre Pio e cinque litografie, che rappresentano altrettanti momenti di riflessione dell'artista sulla figura di Fra Daniele.

Nel 2012 è iniziato il processo per la Causa di Beatificazione e Canonizzazione di Fra Daniele e l'11 marzo di quest'anno, giorno della nascita, è stato inaugurato e benedetto il dipinto di Antonio Ciccone Fra Daniele Natale e Maria Divina collocato nella Sala a lui dedicata nella chiesa di Santa Maria delle Grazie a San Giovanni Rotondo.

Omaggio a Fra Daniele Natale, Discepolo di Padre Pio
Dal 9 al 30 novembre 2019
Opera di Santa Rita (Limonaia), Chiesa dei Cappuccini, via Armando Diaz 4 - Prato
Orario: dal lunedì al venerdì 9-12 / 15.30-18
Info: Dino Natale 3355237060 - nataledino@tiscali.it







Programma

Sabato 9 novembre
ore 15,00 - 16,30:
presso la chiesa dei Cappuccini incontro con padre Mariano Di Vito, OFM Cap. postulatore e don Francesco Armenti notaio della causa beatificazione di Fra Daniele.
ore 17,00: 
apertura mostra Antonio Ciccone - Omaggio a Fra Daniele Natale, discopolo di Padre Pio nel salone della Limonaia, soprastante la chiesa.
ore 18,30: Santa Messa nel Convento dei Padri Cappuccini presieduta da Padre Mariano Di Vito e Padre Francesco Armenti
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Sabato 30 novembre
ore 16,00:
chiusura della mostra del maestro Antonio Ciccone, con testimonianze di amici.
ore 17,30: Santa Messa animata dai gruppi di Preghiera Padre Pio di Prato


VIVIR EL MES DE DICIEMBRE CON EL PADRE PIO



1 DE DICIEMBRE
No te importe perder, hijo mío, deja que publiquen lo que quieran. Temo el juicio de Dios y no el de los hombres. Que lo único que nos asuste sea el pecado, porque ofende a Dios y nos deshonra (AP).

2 DE DICIEMBRE
La bondad divina no sólo no rechaza a las almas arrepentidas, sino que va también en busca de las contumaces (CE, 11).

3 DE DICIEMBRE
Cuando os veáis despreciados, haced como el martín pescador que construye su nido en los mástiles de las naves; es decir, levantaos de la tierra, elevaos con el pensamiento y con el corazón hacia Dios, que es el único que os puede consolar y daros fuerza para sobrellevar santamente la prueba (VVN, 48).

4 DE DICIEMBRE
Tu reino no está lejos y tú haces participar de tu triunfo en la tierra para después hacer partícipes de tu reino en el cielo. Haz que, al no poder dar cabida a la comunicación de tu amor, prediquemos con el ejemplo y con las obras tu divina realeza. Toma posesión de nuestros corazones en el tiempo para poseerlos en la eternidad. Que nunca nos retiremos de debajo de tu cetro, y ni la vida ni la muerte consigan separarnos de ti. Que nuestra vida sea una vida bebida a grandes sorbos de amor en ti para expandirla sobre la humanidad y que nos haga morir en cada momento para vivir sólo de ti y derramarte en nuestros corazones (Epist.IV, p.888).

5 DE DICIEMBRE
Hagamos el bien mientras disponemos del tiempo, y daremos gloria a nuestro Padre del cielo, nos santificaremos a nosotros mismos, y daremos buen ejemplo a los demás (Epist.III, p.397).


6 DE DICIEMBRE
Cuando no consigas avanzar a grandes pasos por el camino que conduce a Dios, conténtate con dar pequeños pasos y espera pacientemente a tener piernas para correr, o mejor alas para volar. Confórmate, hija mía, con ser por el momento una pequeña abeja en la colmena, que muy pronto llegará a ser una gran abeja capaz de fabricar la miel (Epist.III, p.432).

7 DE DICIEMBRE
Humillaos amorosamente delante de Dios y de los hombres porque Dios habla a quien tiene las orejas abiertas hacia el suelo. Ama el silencio, porque en el mucho hablar hay siempre algo de culpa. Manténte en el retiro cuanto te sea posible, porque en el retiro el Señor habla al alma libremente y el alma está en mejor situación para escuchar su voz. Reduce tus visitas y sopórtalas cristianamente cuando te las hagan a ti (Epist.III, p.432).

8 DE DICIEMBRE
A Dios se le sirve únicamente cuando se le sirve como él quiere (CE, 19).


9 DE DICIEMBRE
En resumen, no filosoféis sobre vuestros defectos y tampoco repliquéis; continuad vuestro camino sin rodeos. No. Dios no puede abandonaros cuando vosotros, por no perderlo, permanecéis firmes en vuestras decisiones. Que el mundo se destruya, que todo esté en tinieblas, en humo, en confusión..., pero Dios está con nosotros. ¿De qué, pues, vamos a tener miedo? Si Dios habita en las tinieblas y sobre el monte Sinaí, entre relámpagos y truenos, ¿no debemos estar contentos sabiendo que estamos cerca de él? (Epist.III, p.580).

10 DE DICIEMBRE
Agradece y besa dulcemente la mano de Dios que te pega; es siempre la mano de un padre que te pega porque te quiere bien (CE, 25).

11 DE DICIEMBRE
El miedo cerval es un mal peor que el mismo mal (CE, 33).

12 DE DICIEMBRE
El dudar es el mayor insulto a la divinidad (CE, 35).

13 DE DICIEMBRE
Por medio de las pruebas Dios une a sí a las almas que ama (ASN, 44).


14 DE DICIEMBRE
Quien se apega a la tierra queda apegado a ella. Es mejor despegarse poco a poco que hacerlo de golpe. Pensemos siempre en el cielo (CE, 64).

15 DE DICIEMBRE
Tener miedo de perderte entre los brazos de la divina bondad es algo más extraño que el temor del niño estrechado entre los brazos de su madre (Epist.III, p.638).

16 DE DICIEMBRE
¡Animo!, mi querida hija; tienes que cultivar atentamente ese corazón bien formado y no ahorrar nada que le pueda ser útil para su felicidad. Y si es cierto que esto puede y debe hacerse en toda estación, es decir, en toda edad. La edad que tú tienes es la más apropiada (Epist.III, p.418).


17 DE DICIEMBRE
En sus lecturas, hay poco que admirar y casi nada que edifique. Os es necesario del todo que, a esas lecturas, añada la de los libros santos (= Sagrada Escritura), tan recomendada por todos los santos padres. Y yo, a quien me apremia tanto su perfección, no puedo eximirle de estas lecturas espirituales. Conviene (si quiere obtener de tales lecturas tan inesperado fruto) que deponga sus prejuicios sobre el estilo y la forma con que se presentan estos libros. Esfuércese por cumplir esto y encomiéndelo al Señor. En todo esto se oculta un grave engaño y yo no se lo puedo ocultar (Epist.II, p.141s.).

18 DE DICIEMBRE
Todas las fiestas de la Iglesia son bellas... La Pascua, sí, es la glorificación..., pero la Navidad tiene una ternura, una dulzura infantil, que me conquista por entero el corazón (GdR, 75).

19 DE DICIEMBRE
Tus ternuras conquistan mi corazón y quedo aprisionado por tu amor, Niño celestial. Deja que al contacto con tu fuego, mi alma se derrita por amor, y que tu fuego me consuma, me abrase, me convierta en cenizas aquí a tus pies y permanezca derretido por amor y glorifique tu bondad y tu caridad (Epist.IV, p.871s.).

20 DE DICIEMBRE
Pobreza, humildad, bajeza, desprecio, rodean al Verbo hecho carne; pero nosotros, en la obscuridad en la que está envuelto este Verbo hecho carne, comprendemos una cosa, oímos una voz, entrevemos una sublime verdad. Todo esto lo has hecho por amor, y no nos invitas más que al amor, no nos hablas más que de amor, no nos das más que pruebas de amor (Epist.IV, p.866s.).


21 DE DICIEMBRE
Madre mía María, condúceme contigo a la gruta de Belén y concédeme abismarme en la contemplación de lo que, por ser tan grande y sublime, es para desentrañarlo en el silencio de esta grande y bella noche (Epist.IV, p.868).

22 DE DICIEMBRE
Jesús Niño sea la estrella que te guíe a través del desierto de esta vida (AP).

23 DE DICIEMBRE
La fe también nos guía a nosotros. Y nosotros, detrás de su luz, seguimos seguros el camino que nos conduce a Dios, a su patria; como los santos magos, que, guiados por la estrella, símbolo de la fe, llegaron al lugar deseado (Epist.IV, p.886).


24 DE DICIEMBRE
Tu entusiasmo no sea amargo ni puntilloso, sino libre de todo defecto; que sea dulce, benigno, gracioso, pacífico y animoso. ¡Ah!, mi buena hija, ¿quién no ve en el querido y pequeño Niño de Belén, a cuya venida nos estamos preparando, quién no ve, digo, que su amor por las almas no tiene parangón? El viene a morir para salvar, y es tan humilde, tan dulce, tan amable (Epist.III, p.465s.).

25 DE DICIEMBRE
Vive alegre y animosa, al menos en las facultades superiores del alma, en medio de las pruebas en las que el Señor te pone. Vive alegre y animosa, repito, porque el ángel, que preconiza el nacimiento de nuestro pequeño Salvador y Señor, anuncia cantando y canta anunciando que él promulga alegría, paz y felicidad, a los hombres de buena voluntad, para que no haya nadie que ignore que, para recibir a este Niño, basta ser de buena voluntad (Epist.III, p.466).


26 DE DICIEMBRE
Jesús desde su nacimiento nos indica nuestra misión, que es la de despreciar lo que el mundo ama y busca (Epist.IV, p.867).

27 DE DICIEMBRE
Jesús llama a los pobres y sencillos pastores por medio de los ángeles para manifestarse a ellos. Llama a los sabios por medio de su misma ciencia. Y todos, movidos por la fuerza interna de su gracia, corren hacia él para adorarlo. Nos llama a todos nosotros con divinas inspiraciones y se nos comunica a nosotros con su gracia. ¿Cuántas veces nos ha invitado amorosamente también a nosotros? Y nosotros ¿con qué prontitud le hemos correspondido? Dios mío, me ruborizo y me lleno de confusión al tener que responder a esta pregunta (Epist.IV, p.883s.).


28 DE DICIEMBRE
Los mundanos, enfrascados en sus negocios, viven en la obscuridad y en el error, y no se preocupan de conocer las cosas de Dios, ni piensan en su salvación eterna, ni tienen prisa alguna por conocer la venida de aquel Mesías esperado y suspirado por las naciones, profetizado y anunciado por los profetas (Epist.IV, p.885).

29 DE DICIEMBRE
Cuando llegue nuestra última hora y cesen los latidos de nuestro corazón, todo habrá terminado para nosotros y también el tiempo de merecer y de desmerecer. Tal como nos encuentre la muerte, nos presentaremos a Cristo juez. Nuestros gritos de súplica, nuestras lágrimas, nuestros suspiros de arrepentimiento, que, todavía en la tierra, nos habrían ganado el corazón de Dios y con la ayuda de los sacramentos nos habrían podido cambiar de pecadores en santos, en ese momento ya no sirven para nada; el tiempo de la misericordia ha terminado y comienza el tiempo de la justicia (Epist.IV, p.876).

30 DE DICIEMBRE
Es difícil hacerse santos. Difícil pero no imposible. El camino de la perfección es largo, como es larga la vida de cada uno. El consuelo es el descanso en el camino; pero, apenas recuperados, hay que levantarse con rapidez y reemprender la carrera (AP).

31 DE DICIEMBRE
La palma de la gloria está reservada para el que combate con valentía hasta el fin. Comencemos, pues, este año, nuestro santo combate. Dios nos asistirá y nos coronará con un triunfo eterno (Epist.IV, p.879).


SEGUIREMOS LAS HUELLAS DE JESUS DIA A DIA

El Padre Pio, nos propone una espiritualidad actual para ti y para mi. Nosotros que somos sus hijos espirituales queremos seguir sus huellas para acercarnos y enamorarnos más de Jesús cada día.....






50 sabias y maravillosas ideas del Padre Pío



El Padre Pio será recordado durante mucho tiempo por las innumerables ideas espirituales, la dirección espiritual sucinta y el estímulo constante que dio a través de sus concisos dichos y enseñanzas. Aquí hay 50 de ellos para pensar.



1. La sociedad de hoy no reza. Por eso se está desmoronando.

2. La oración es la mejor arma que poseemos, la llave que abre el corazón de Dios.


3. Ora, espera y no te preocupes. La preocupación es inútil. Nuestro Señor misericordioso escuchará tu oración.

4. Esfuércese por unir la simplicidad de los niños con la prudencia de los adultos.



5. No se dedique tanto a la actividad de Marta como para olvidar el silencio de María. Que la Virgen que tan bien reconcilió a la una con la otra sea su dulce modelo e inspiración.

6. Sería más fácil para el mundo existir sin el sol que sin la Santa Misa.


7. Mil años de disfrutar de la gloria humana no valen ni una hora en dulce comunión con Jesús en el Santísimo Sacramento.

8. ¿Cómo puede la madre de Jesús, presente al pie de la Cruz en el Calvario, que ofreció a su Hijo como Víctima para la salvación de las almas, estar ausente en el calvario místico del altar?

9. En la vida espiritual, el que no avanza retrocede. Sucede como con un barco que siempre debe seguir adelante. Si se detiene, el viento lo devolverá.


10. Debes hablar a Jesús también con el corazón, además de los labios; de hecho, en ciertos casos debes hablar con él solo con el corazón.

11. Siempre debemos tener coraje, y si nos llega alguna languidez espiritual, corramos a los pies de Jesús en el Santísimo Sacramento, y ubicémonos en medio de los perfumes celestiales, y sin duda recuperaremos nuestra fuerza. .

12. ¿Hace algún tiempo que no amas al Señor? ¿No lo amas ahora? ¿No anhelas amarlo para siempre? Por lo tanto, no temas! Aun admitiendo que has cometido todos los pecados de este mundo, Jesús te repite: "¡Muchos pecados te son perdonados porque has amado mucho!"


13. Dios ama al hombre con un amor infinito y cuando castiga lo hace con reverencia, casi temiendo lastimar.

14. Dios "absolutamente no puede rechazar el sincero deseo de amarlo".

15. Mi pasado, oh Señor, a tu Misericordia; mi presente, a tu amor; mi futuro, a tu providencia!

16. El corazón de nuestro Divino Maestro no tiene una ley más amable que la de la dulzura, la humildad y la caridad. A menudo deposite su confianza en la Divina Providencia y tenga la seguridad de que antes el cielo y la tierra pasarán que el Señor descuidará de protegerlo.

17. Arrodíllate y rinde el homenaje de tu presencia y devoción a Jesús en el Santísimo Sacramento. Confíele todas sus necesidades, junto con las de los demás. Háblale con abandono filial, da rienda suelta a tu corazón y dale total libertad para trabajar en ti como lo crea mejor.

18. No te preocupes por las cosas que generan preocupación, desorden y ansiedad. Una sola cosa es necesaria: elevar tu espíritu y amar a Dios.

19. Agradece y besa dulcemente la mano de Dios que te golpea, porque siempre es la mano de un Padre quien te golpea porque él te ama.


20. Donde no hay obediencia, no hay virtud; no hay bondad ni amor. Y donde no hay amor, no hay Dios. Sin Dios, no podemos alcanzar el cielo. Estas virtudes forman una escalera; Si falta un paso, nos caemos.

21. ¡Obedece puntualmente! No tenga en cuenta la edad o el mérito de una persona. Y para tener éxito imagina que estás obedeciendo al Señor.

22. Fracasar en la caridad es como herir a Dios en la pupila de su ojo. ¿Qué es más delicado que la pupila del ojo? Fracasar en la caridad es como fracasar contra la naturaleza.

23. El propósito final de la meditación es el amor de Dios y al prójimo. Ama al primero con toda tu alma y sin reservas, ama al segundo como a otro yo y habrás llegado al propósito final de la meditación.


24. Las tentaciones, el desánimo y los disturbios son las mercancías que ofrece el enemigo. Recuerda esto: si el diablo hace ruido, es una señal de que todavía está afuera y aún no dentro. Lo que debe aterrorizarnos es su paz y concordia con el alma humana.

25. El demonio tiene una sola puerta para entrar en nuestra alma: la voluntad; No hay puertas secretas. Ningún pecado es pecado si no se comete con la voluntad. Cuando no hay acción de la voluntad, no hay pecado, sino solo debilidad humana.

26. Lo que viene de Satanás comienza con calma y termina en tormenta, indiferencia y apatía.

27. El campo de batalla entre Dios y Satanás es el alma humana. Es en el alma donde se libra la batalla en cada momento de la vida. El alma debe dar libre acceso al Señor para que sea fortificado por él en todos los aspectos y con todo tipo de armas; para que su luz la ilumine para combatir la oscuridad del error; que se vista con Jesucristo, con su justicia, verdad, el escudo de la fe, la palabra de Dios, para conquistar enemigos tan poderosos. Para vestirse con Jesucristo es necesario morir a uno mismo.

28. No temas. Jesús es más poderoso que todo el infierno. Ante la invocación de su nombre, cada rodilla en el cielo, en la tierra y en el infierno debe doblarse ante Jesús; Esto es un consuelo para el bien y terror para el mal.

29. Cuando estás expuesto a cualquier prueba, ya sea física o moral, corporal o espiritual, el mejor remedio es pensar en el que es nuestra vida, y no pensar en el uno sin unirlo al pensamiento del otro.



30. Recuerda que no es el sentimiento de culpa lo que constituye el pecado sino el consentimiento para pecar. Solo el libre albedrío es capaz del bien o del mal. Pero cuando la voluntad suspira bajo la prueba del tentador y no quiere lo que se le presenta, no solo no hay culpa sino que hay virtud.

31. Los mejores medios para protegerte de la tentación son los siguientes: cuida tus sentidos para salvarlos de la tentación peligrosa, evita la vanidad, no dejes que tu corazón se exalte, convéncete del mal de la complacencia, huye del odio, reza cuando sea posible. Si el alma supiera el mérito que uno adquiere en las tentaciones sufridas en la paciencia y conquistado, estaría tentado a decir: Señor, envíame tentaciones.

32. Es necesario proteger todos tus sentidos, especialmente tus ojos: son los medios por los cuales toda la fascinación y el encanto de la belleza y la voluptuosidad entran en el corazón. Cuando la moda, como en nuestro tiempo, es hacia la provocación y expone lo que antes era incorrecto pensar, se debe tener precaución y autocontrol. Siempre que sea necesario, debes mirar sin ver y ver sin pensarlo.

33. Siempre vive bajo los ojos del Buen Pastor y caminarás ileso por los pastos malvados.

34. Debes recordar que tienes en el Cielo, no solo un Padre sino también una Madre ... Entonces recurramos a María. Ella es toda dulzura, misericordia, bondad y amor para nosotros porque es nuestra Madre.

35. Dudar es el mayor insulto a la Divinidad.


36. Camina en el camino del Señor con sencillez y no atormentes tu espíritu. Debes odiar tus defectos pero con un odio silencioso, no problemático e inquieto.

37. Deberías humillarte ante Dios antes que angustiarte si él te reserva los sufrimientos de su Hijo y te hace experimentar tu debilidad. Deberías ofrecerle la oración de resignación y esperanza, incluso cuando caigas en la fragilidad, y agradecerle por todos los beneficios con los que te enriquece continuamente.

38. El grado sublime de humildad no es solo reconocer la propia abyección sino amarla. He elegido que el profeta sea abyecto en la casa de Dios en lugar de morar en las casas de los pecadores.

39. Un buen corazón siempre es fuerte, sufre, pero con lágrimas se consuela sacrificándose por su prójimo y por Dios.

40. Dios enriquece el alma que se vacía de todo. 


41. La vida de un cristiano no es más que una lucha perpetua contra uno mismo; no hay floración del alma a la belleza de su perfección, excepto al precio del dolor.

42. El que se adhiere a la tierra permanece apegado a ella. Es por violencia que debemos abandonarlo. Es mejor separarse un poco a la vez, en lugar de todos a la vez. Pensemos siempre en el cielo.

43. Unámonos firmemente al Doloroso Corazón de nuestra Madre celestial y reflexionemos sobre su dolor ilimitado de cuán preciosa es nuestra alma.

44. Si estamos tranquilos y perseverantes, no solo nos encontraremos a nosotros mismos, sino también a nuestras almas, y con eso, Dios mismo. 

45. El amor y el miedo deben ir unidos, el miedo sin amor se convierte en cobardía. El amor sin miedo se convierte en presunción. Cuando hay amor sin miedo, el amor corre sin prudencia y sin restricción, sin preocuparse por dónde va. 


46. ​​Ora para que Dios te consuele cuando sientas la carga de la Cruz, porque al hacerlo no estás actuando en contra de la voluntad de Dios, sino que te estás colocando junto al Hijo de Dios que le preguntó a Su Padre durante la Agonía. en el jardín para enviarle algo de alivio. Pero si Él no está dispuesto a darlo, prepárate para pronunciar el mismo 'Fiat' ', que así sea', que hizo Jesús. 

47. Deja que el mundo se vuelva revuelto, todo esté en la oscuridad y el Monte Sinaí todo en llamas, cubierto de relámpagos, truenos: Dios está contigo. Pero si Dios vive en la oscuridad y el Monte Sinaí está en llamas, cubierto de rayos, truenos y ruido, ¿no estaremos a salvo cerca de él?

48. El tiempo dedicado en honor a Dios y para la salvación de las almas nunca se malgasta.

49. ¿No ves a la Virgen siempre al lado del tabernáculo?

50. Debes tener una fe ilimitada en la bondad divina, porque la victoria es absolutamente segura.



Joseph Pronechen es redactor del National Catholic Register desde 2005. Sus artículos han aparecido en varias publicaciones nacionales, incluidas la revista Columbia , Soul , Faith and Family , Catholic Digest y Marian Helper . Sus rasgos religiosos también han aparecido en el condado católico de Fairfield y en los principales periódicos. Es autor de Frutos de Fátima - Siglo de signos y maravillas . Tiene una maestría y anteriormente enseñó inglés y cursos de estudio de cine que desarrolló en una escuela secundaria católica en Connecticut. Joseph y su esposa Mary residen en la costa este.

CRONOLOGÍA DEL PADRE PÍO DE PIETRELCINA

(25 de mayo de 1887) Nace en Pietrelcina (Benevento, Italia)
(6 de enero de 1903) Se traslada a Morcone (Benevento) para iniciar el noviciado en los Capuchinos.
(22 de enero de 1903) Viste los " hábitos de prueba" y se convierte en Fray Pío de Pietralcina.
(22 de enero de 1904) Pronuncia la profesión de votos simples.
(25 de enero de 1904 ) Se traslada a S. Elia en Pianisi (Campobasso) para iniciar "retórica".
(27 de enero de 1907) Pronuncia la profesión de votos solemnes.
(finales de octubre de 1907) En Serracapriola (Foggia) para comenzar el estudio de la Sagrada Teología.
(finales de noviembre de 1908) En Montefusco (Avellino) para continuar Teología.
(19 de diciembre de 1908 ) Recibe las Ordenes Menores en Benevento.
(21 de diciembre de 1908 ) Es subdiácono en la misma ciudad.
1909 Durante los primeros meses del año en Pietralcina, enfermo.
(18 de julio de 1909) Recibe el orden del diaconado en la iglesia del convento de Morcone.
(10 de agosto de 1909) Ordenación sacerdotal en la capilla de los canónigos de la catedral de Benevento.
(14 de agosto de 1909 ) Primera Misa solemne en Pietralcina; en este año se producen las "primeras apariciones de estigmas" (cf. Epist. I, carta 44).
(finales de octubre de 1911 )Es enviado a Venafro, pero la enfermedad le obliga a permanecer casi continuamente en la cama. Tienen lugar hechos extraordinarios.
(7 de diciembre de de 1911) Vuelve a Pietralcina.
(25 de febrero de 1915) Por motivos de salud, obtiene el permiso de continuar fuera del convento, conservando el hábito capuchino.
(6 de noviembre de 1915  ) Es llamado a filas.
(6 de diciembre de 1915) Destinado a la 10ª compañía de Sanidad en Nápoles.
(17 de febrero de 1916 ) En Foggia en el convento de S. Anna.
(4 de septiembre 1916 ) En S. Giovanni Rotondo.
(18 de diciembre de 1916) Se reincorpora al cuerpo militar de Nápoles. Permisos y reincorporaciones hasta el 16 de marzo de 1918, baja por "doble broncoalveolitis".
(5-7 de agosto de 1918 ) Transverberación..
(20 de septiembre de 1918 ) El padre Pío recibe los estigmas de Jesús Crucificado, quien en una aparición lo invitó a unirse en su Pasión para participar en la salvación de los hermanos, en especial de los consagrados.
(15-16 de mayo de 1919 ) Luigi Romanelli, primer médico que visita al Padre Pío después de la Estigmatización.
(26 de julio de 1919 ) Informe médico de Amico Bignami.
(9 de octubre de 1919) Visita médica de Giorgio Festa.
(2 de junio de 1922 ) Primeras medidas del Santo Oficio.
(31 de mayo de 1923 ) Después de una investigación, el Santo Oficio determina que no consta el "carácter sobrenatural de los hechos atribuidos al Padre Pío".
(17 de junio de 1923) Otros mandatos: el Padre Pío debe celebrar en la capilla interna del convento sin público y no contestará a las cartas dirigidas a él, ni directamente ni a través de otros.
(26 de junio de 1923) Como consecuencia de una manifestación popular, el Padre Pío celebra de nuevo en la iglesia.
(8 de agosto de 1923) El Padre Pío conoce la orden (fechada el 30 de julio) de trasladarse a Ancona, permaneciendo disponible.
(17 de agosto de 1923) Debido la agitación popular, se aplaza el traslado.
(3 de enero de 1929) Muere en S. Giovanni Rotondo la madre del Padre Pío.
(23 de mayo de 1931 ) El Padre Pío es privado del ejercicio de su ministerio, exceptuando la Santa Misa, que puede celebrar únicamente en la capilla interna del convento, y en privado.
(16 de julio de 1933) El Padre Pío celebra la Santa Misa en la iglesia
(25 de marzo de 1934) El Padre Pío vuelve a escuchar confesiones de hombres.
(12 de mayo de 1934 ) Y de mujeres.
(7 de octubre de 1946) Muere el padre del Padre Pío en S. Giovanni Rotondo.
(19 de mayo de 1947 ) Comienzo de los trabajos de nivelación para la construcción de la "Casa Sollievo della Sofferenza" (Casa Alivio del Sufrimiento).
(31 de enero de 1955) Colocación de la primera piedra de la futura nueva iglesia del convento.
(5 de mayo de 1956) Inauguración de la "Casa Sollievo della Sofferenza".
(1 de julio de 1959) Consagración de la nueva iglesia.
(17 de enero de 1965 ) El Padre Pío puede continuar celebrando la Misa en latín.
(21 de noviembre de 1966) Puede celebrar en público, sentado.
(29 de marzo de 1968 ) El Padre Pío empieza a usar una silla de ruedas, porque no siente las piernas.
(22 de septiembre de 1968 ) A las 5h, su última Misa; a las 18h su última bendición a la multitud en la iglesia
(23 de septiembre de 1968) A las 2'30h el Padre Pío, después de recibir el sacramento de la unción de los enfermos, muere serenamente con el santo Rosario en la mano y con "¡Jesús!…¡María!… " en los labios.
(4 de noviembre de 1969) Comienza el estudio de la Causa para su Beatificación y Canonización.
(16 de enero de 1973) Mons. Valentino Vailati, Arzobispo de Manfredonia, entrega a la Sagrada Congregación para las Causas de los Santos toda la documentación exigida, con el fin de obtener el "nihil obstat" para la incoación de la Causa de Beatificación.
(3 de marzo de 1980) El mismo Arzobispo entrega a la citada Congregación más documentación para obtener el deseado "nihil obstat".
(20 de marzo de 1983 ) Apertura oficial del Proceso de cognición sobre la vida y las virtudes del Siervo de Dios, Padre Pío de Pietralcina.
(23 de marzo de 1987) Visita pastoral a San Giovanni Rotondo del Santo Padre Juan Pablo II, que se arrodilla y reza en la tumba del Padre Pío.
(21 de enero de 1990) Conclusión del proceso diocesano de cognición sobre la vida y las virtudes del Siervo de Dios. Se entrega a la Congregación para las Causas de los Santos toda la documentación, contenida en 104 volúmenes.
(7 dicembre de 1991 ) La citada Congregación dicta el decreto "de validate" sobre el proceso diocesano. El padre Cristoforo Bove de los hermanos menores conventuales es nombrado relator oficial para la preparación de la "positio super virtutibus".
(enero - noviembre de 1995) Con la colaboración de tres eficaces expertos, el Padre Gerardo Di Flumeri prepara la "Positio"; los 104 volúmenes del proceso diocesano se reducen a 4 volúmenes en 6 tomos, un total de unas 7000 páginas.
(abril de 1996) El Padre Gerardo viaja a Salerno para recoger documentación sobre una curación prodigiosa atribuida a la intercesión del Padre Pío. Se trata de la curación de la señora Consiglia De Martino, de rotura traumática del conducto torácico en el cuello, sucedida entre el 1 y 6 de noviembre de 1995 en el hospital de Salerno.
(5 de noviembre de 1996) E1 Postulador General Padre Paolino Rossi entrega a la Congregación de las Causas de los Santos los 6 tomos de la "Positio".
(19 de diciembre de 1996) Los 6 tomos de la "Positio" son confiados a los Consultores teólogos para un dictamen sobre la heroicidad de las virtudes del venerado Padre Pío.
(13 de junio de 1997) Los 9 Consultores teólogos se reúnen en congreso especial y por unanimidad, nueve de nueve, expresan un parecer favorable sobre la heroicidad de las virtudes del Padre Pío.
(21 de octubre de 1997) La Comisión cardenalicia, también por unanimidad, emite un dictamen favorable sobre la heroicidad de las virtudes del venerado Padre.
(18 de diciembre de 1997 ) En la sala del Consistorio, en el Vaticano, en presencia del papa Juan Pablo II, se lee el decreto sobre la heroicidad de las virtudes del Padre Pío, que obtiene el título de "Venerable".
(enero de 1998) Ante la Congregación de las Causas de los Santos comienza el estudio "super miro", es decir, sobre la curación prodigiosa de la Señora Consiglia De Martino.
(30 de abril de 1998 ) La Consulta Médica de la Congregación de las Causas de los Santos examina la curación de la Señora Consiglia De Martino de "rotura traumática del conducto torácico en el cuello", sucedida el 3 de noviembre de 1995 y, con dictamen unánime (5 de 5) la juzga "científicamente inexplicable".
(22 de junio de 1998) La Comisión teológica, integrada por el Promotor General de la fe y seis consultores teólogos, examina el mismo hecho extraordinario y, tras un debate pormenorizado, se manifiesta con una clara afirmación (7 de 7), calificándolo como un milagro de tercer grado o " quoad modum ".
(20 de octubrede 1998) Siendo ponente el excelentísimo Mons. Andrea M. Erba, Obispo de Velletri-Segni, se reúne la Congregación ordinaria de los Eminentísimos Padres Cardenales y Obispos, miembros de la Congregación de las Causas de los Santos, para el examen del milagro atribuido a la intercesión del Padre Pío. E1 dictamen es favorable.
(21 de diciembre de 1998) En la sala del Consistorio, en el Vaticano, en presencia del Santo Padre Juan Pablo II, se promulga el Decreto sobre el milagro, atribuido a la intercesión del Padre Pío. El mismo día se fija para el domingo 2 de mayo de 1999 la fecha de Beatificación del Venerable Siervo de Dios.
(20 de enero de 2000) mientras se encuentra en la escuela, Matteo Pio Colella, de 7 años, se siente mal. La misma tarde lo ingresan en la "Casa Sollievo della Sofferenza" (Casa Alivio del Sufrimiento), donde se le diagnostica una "Meningitis hiperaguda en forma septicémica con una insuficiencia funcional multiórgano". Por la noche lo trasladan a reanimación.
(21 de enero de 2000) al pequeño Matteo  lo incuban y lo ponen en respiración asistida. El cuadro clínico precipita. El pronóstico es infausto. La madre reza y pide oraciones. A eso de las 11, contra toda previsión médica, las condiciones del niño empiezan a mejorar.
(31 de enero de 2000) la recuperación se vuelve rápida.
(6 de febrero de 2000) A Matteo Pio Colella le dan el alta completamente curado.
(11 de junio de 2000) se abre el Proceso Canónico para la recogida de documentos y testimonios acerca de la curación de Matteo Pio Colella en el Tribunal eclesiástico de la Archidiócesis de Manfredonia - Vieste.
(17 de octubre de 2001 ) se cierra el Proceso Canónico.
(23 de octubre) padre Gerardo di Flumeri entrega la documentación a la Congregación de las Causas de los Santos.
(22 de noviembre de 2001) el Órgano médico consultivo de la Congregación de las Causas de los Santos, por unanimidad, reconoce que la curación fue “rápida, completa, duradera, sin secuelas y científicamente inexplicable”.
(11 de diciembre de 2001) tiene lugar el Congreso Peculiar de los Consultores Teológicos de la Congregación de las Causas de los Santos que, por unanimidad, estima la curación como “milagro de III grado”.
(18 de diciembre de 2001) tiene lugar la Sesión Ordinaria de los Cardinales y de los Obispos de la Congregación de las Causas de los Santos, que confirma el juicio de los Teólogos.
(20 de diciembre de 2001) en la sala del Consistorio, en el Vaticano, a la presencia del Santo Padre Juan Pablo II, se promulga el decreto sobre el milagro, atribuido a la intercesión del Beato Padre Pío.
(26 de febrero de 2002) en el curso de un concistorio ordinario se fija para el domingo 16 de junio de 2002 la fecha para la canonización del Beato.
(16 de junio 2002) en la plaza de San Pedro, el Sumo Pontífice Juan Pablo II proclama Santo al Beato Padre Pío da Pietralcina y establece su memoria litúrgica el 23 de septiembre, “día de su nacimiento en el cielo”.


LA CONFESIÓN PRINCIPAL VOCACIÓN DEL PADRE PÍO



El Padre Pío, dice uno de sus superiores, es un sacerdote que cumple asiduamente con sus deberes de estado. Se levanta a las tres y media y se prepara para la misa en su celda para no molestar a nadie, y luego va directamente a la sacristía.

Al principio, las mujeres formaban fila para confesarse desde las dos de la mañana, y a veces la policía debía dirigir a la multitud que se apiñaba junto al confesionario. Desde enero de 1950, todas las penitentes debieron conseguir un número de orden para evitar confusiones. En 1952 hubo que adoptar el mismo sistema también para los hombres.

Confesar es su principal vocación, la que le permite apaciguar su insaciable sed de almas. Desea ser considerado exclusivamente como confesor. No predica, y el Santo Oficio le ha prohibido escribir desde 1924. Empero, el Padre Pío no tiene en cuenta los límites de la resistencia física. Él examina, juzga, condena y absuelve según lo que Dios le inspira. Su confesionario es más que una cátedra, más que un tribunal, es una clínica para las almas. Acoge a los penitentes de diversas maneras, según las necesidades de cada uno y sin plan preconcebido. Abre los brazos a éste en una exuberancia de alegría, diciéndole de dónde viene aún antes de que haya abierto la boca. Y a otros los llena de reproches, los amonesta y hasta los trata con rudeza. A algunos se niega a recibirlos y les dice que vuelvan más adelante, cuando estén mejor preparados. La misma afabilidad, la misma sonrisa de bienvenida, la misma severidad se prodiga al sabio, al personaje, al paisano humilde e ignorante.

La condición social del penitente nada cuenta, sólo ve su alma, su alma al desnudo. Suele suceder que tenga más indulgencia con un gran pecador que lo conmueve por su ignorancia de las leyes divinas, que un creyente que no cumple con sus deberes religiosos, una de esas personas que se dicen católicas pero que por pereza no dedican a Dios ni una hora por semana. En donde no encuentra hipocresía sino sinceridad, se muestra bondadoso, con una benevolencia que dilata el corazón del penitente cuando le dice: "Ve en paz, Jesús te ha puesto a prueba y te bendice". Pero a veces sorprende por su brusquedad, cuando con palabras duras y cortantes denuncia el escándalo, sobre todo los chismes y mentiras de las mujeres. Se mostraba inflexible con los penitentes que consideran la murmuración como una falta leve. Con mayor severidad aún, condena el Padre Pío los pecados contra la pureza y la maternidad, y no perdona sin estar seguro de un firme y categórico propósito de enmienda. Los malhechores que van contra la generación y el matrimonio, deberán pasar varios meses de prueba antes de ser absueltos.

A menudo cierra la mirilla del confesionario en la cara de un penitente sin interrogarlo. Esto ha ocurrido hasta con personas que se confesaban periódicamente en otro lugar. ¿Por qué?. Porque posee el don divino de ver como en un relámpago lo que se le escapa a los confesores ordinarios.

El Padre Pío, a no dudarlo, sufre una verdadera agonía cuando el Señor le ordena tratar con dureza a un alma, pero lo hace así para que su penitente tome conciencia y comprenda que los Sacramentos y la Comunión no son cosa de juego. Que es algo grave lavar su alma y recibir a Cristo, a ese Cristo Jesús a quien ama el Padre Pío, mientras el pecador y la multitud lo desconocen.

A una de sus hijas espirituales que le confesó que le era insoportable la vista de sus enemigos, le contestó: "Si tú no amas como el Señor quiere que los ames, firmarás tu propia condenación. Haz el bien a tus enemigos por amor a Jesús". Así comenta el texto evangélico que dice: "Amad a vuestros enemigos, haced bien a quienes aborrecen, rogad por los que os persiguen y calumnian, y así seréis hijos de vuestro Padre que está en los Cielos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis?".

¿En qué forma confiesa?. A menudo sabe de antemano lo que el penitente le va a decir. Si éste se olvida de mencionar un detalle cualquiera de un pasado lejano, el Padre Pío se lo recuerda. A veces hace breves preguntas que sirven para abreviar las confesiones y que resultan impresionantes prueba de su doble vista.

¿Cómo puede saber?. El Padre conoce a cada penitente mejor de lo que él mismo se conoce, y al arrodillarse ante él, el pecador ve con más claridad sus pecados. Sin embargo, el Padre no dice todo lo que descubre. A veces se queda silencioso, a la espera. El penitente siente su conciencia removida hasta lo más hondo, y no puede mantener en secreto el pecado que ocultaba. Lo confiesa, y el confesor dice simplemente: "Eso es lo que esperaba".

Un joven complotaba matar a su mujer y simular que se trataba de un suicidio, para poder así continuar sin tropiezos una unión ilícita. A fin de apartar toda sospecha de culpabilidad, consintió en escoltar a su compañera a San Giovanni. No bien puso los pies en la Iglesia, ella se sintió atraída por una fuerza magnética hacia la sacristía, que se encuentra en el otro extremo de la Iglesia, detrás del altar mayor. El Padre Pío, desocupado en ese momento, se acercó para interrogarle. El hombre no había pronunciado una sola palabra, cuando sintió que lo tomaban del brazo y lo empujaban con violencia: "Sal , sal de aquí!, le gritaba el fraile. Miserable!, ¿ignoras que no tienes el derecho de manchar tus manos con la sangre de tu esposa?".

El hombre huyó como empujado por la tormenta. Durante dos días vagó sin rumbo. En la imposibilidad de recuperar la calma, volvió al monasterio, y el Padre Pío lo acogió como acogía Jesús a los grandes pecadores. Cuando el hombre hubo terminado su tremenda confesión, le dijo: "No teníais hijos y ambos deseabais uno. Vuelve a tu hogar, y vuestro deseo se cumplirá". Cuando su mujer, a quien nunca había visto el Padre Pío, vino un día a confesarse, a las primeras palabras que pronunció, oyó que el Padre le decía: "No temas nada ya, tu marido no te hará ningún mal". Después de años de esterilidad, ella dio a luz una criatura.

Un sacerdote había ido a San Giovanni para confesarse con el Padre Pío, y tuvo que cambiar tren en Bolonia. Cuando hubo terminado su confesión, el Padre le preguntó si no haba omitido nada. El sacerdote contestó con sinceridad que no recordaba nada más; entonces replicó el Padre Pío: "No lo hizo usted con malicia, pero se trata de una negligencia grave que ha ofendido al Señor. Usted llegó a Bolonia a las cinco de la mañana. Como las iglesias estaban cerradas, usted se fue al hotel para descansar un poco antes de decir misa y se quedó dormido hasta las tres de la tarde. Ya no era hora de la misa, y su negligencia ofendió a Dios".

Antes de que se pronuncie palabra alguna, el Padre Pío sabe si el que se acerca a él es sincero o no, si es un convencido o un simple curioso. Un médico entró cierta vez en la sacristía, pareció cambiar de idea y volvió a salir. ¿Quien es ése?, ya volverá, afirmó rotundamente el Padre. En efecto, el médico volvió bien pronto. Al instante le dijo el Padre: Usted es un delincuente, y quiere eludir el Tribunal. Lea de una vez esa carta!. Se trataba de la recomendación de un amigo. El médico la leyó, palideció, cayó de rodillas a los pies del Padre, imploró perdón y lo obtuvo.

Nuestro capuchino lee también el pensamiento a la distancia, como lo prueba un número incalculable de hechos. He aquí uno como muestra:

Dos hermanas habían logrado a duras penas que su padre les permitiera ir a ver al Padre Pío, pero le habían prometido formalmente no besarle el guante, ese guante besado por tantos labios, por temor al contagio. Las jóvenes lo prometieron, pero cuando vieron entrar al capuchino a la iglesia, y a la gente apiñarse en torno suyo, no pudieron resistir la tentación. Entonces él las miró sonriendo: "¿Han olvidado su promesa? ".

Cuenta un conocido médico italiano que una noche de enero de 1936, estaba en la celda del Padre Pío con éste y otros dos laicos. De pronto el Capuchino se arrodilla y les pide que recen "por un alma que está a punto de compadecer ante el tribunal de Dios". Todos se arrodillaron, y luego el Padre les preguntó: ¿saben ustedes por quién han rezado? - No - fue la respuesta. Pues por el Rey de Inglaterra.

Entonces intervino el doctor: pero Padre, leí en los diarios de hoy que el Rey tiene un ligero resfrío sin ninguna novedad. El Padre Pío se contentó con responder: "Créanme". Cuando llegaron los diarios a mediodía, se vio que el Rey de Inglaterra había fallecido en el momento preciso en que el Padre Pío pidió simultáneamente a sus amigos oración.

Una joven de Benevento, cuyo marido había perdido la vista, recibió esta explicación del Padre Pío: "Su ceguera garantiza su salvación, tiene que permanecer ciego, es un castigo que Dios le envío por haber golpeado a su padre". La pobre mujer no podía creer a sus oídos. En cuanto al lisiado, empezó por negar, pero acabó por reconocer que a la edad de dieciséis años había golpeado brutalmente a su padre con una barra de hierro.

El Padre Pío era un gran trabajador del confesionario. Pero su carisma de visión de almas le daba una herramienta muy especial, en su tarea de convertir a muchos de sus visitantes. Durante décadas las personas peregrinaron de a miles a San Giovanni, buscando la sanación de los pecados a través de un instrumento como el Santo del Gargano. Qué bueno sería encontrar en estos tiempos muchos fieles deseosos de lavar sus almas con el agua de la misericordia, como aquellos que acudían a ver a Pío. Qué bueno sería también encontrar sacerdotes dispuestos a sacrificarse en el confesionario, como lo hacía el Padre Pío.

La Misa del Padre Pío.
Desde que el Padre Pió hace la señal de la Cruz al pie del altar de San Francisco, su rostro se transfigura. Ya no es sólo el sacerdote que celebra el Santo Sacrificio, es también el hombre de Dios, el elegido para dar testimonio de su existencia, elegido para colaborar con Dios en el martirio de las cinco llagas, el oficiante que es crucificado con Él y que muere místicamente con Él en cada una de las misas.

Cristo habita en el Padre Pío y el Padre Pío hace suya la encarnación de Cristo. Si el Padre Pío no estuviese modelado en Cristo, ¿cómo explicar los sufrimientos que se reflejan en su rostro, las contracciones de su cuerpo, sus esfuerzos para levantarse después de sus genuflexiones, como si el peso de la cruz lo abrumara?. ¿Y qué decir de sus estados de éxtasis prolongados, que lo transportan lejos de este mundo caótico?. Se lo ve inclinar la cabeza, sonreír con esa sonrisa luminosa con que acepta los pedidos de sus fieles, y de pronto estalla, y sus lágrimas caen abundantes. Los testigos siguen mudos e inmóviles esta misa cuya celebración dura dos horas. ¿Dos horas?. No!, parecen dos minutos!. Los fieles de ayer, los de todos los momentos y aún los que nunca fueron creyentes, todos de rodillas, parecen clavados al suelo, fijos sus ojos en esas manos diáfanas. Extática persuasión que transforma a los incrédulos, a los masones, a los protestantes, a los ateos, en fervientes católicos. Por pedido de Pío XII, después de la liberación de Roma, miles de soldados americanos recibieron autorización para asistir a la misa del Padre Pío, lo que tuvo como resultado la conversión de muchos muchachos protestantes.

El momento de la Consagración siempre es el punto cúlmine de la Misa de Pío. Eleva la Hostia, el Cuerpo de Cristo, y se queda inmóvil por largos minutos, interminables. Sus oraciones llegan al Cielo, mientras admira a Nuestro Señor Presente en la Eucaristía. Cuando se le pregunta porque toma tanto tiempo en la Consagración, él se limita a responder: ¿acaso existe un tiempo para rezarle al Señor?.

Pío es el testimonio de la importancia de la Eucaristía como centro de nuestras vidas. Cristo Vivo se hace presente en todos los altares, alrededor del mundo, todas las horas de todos los días del año. Ese es el misterio del Sacrificio Perpetuo. Y es el Padre Pío quien mejor nos muestra cómo un alma consagrada debe vivir la entrega de Nuestro Señor. Todos los sacerdotes del mundo debieran tomar su ejemplo de piedad frente a la Celebración de la entrega que Dios hace por nuestra salvación. Este profundo misterio parece ser olvidado por el mundo actual, que tiende a cometer el enorme error de considerar la Misa como una recordación, y no como lo que realmente es: Cristo vivo presente en los Altares !

La Presencia Celestial en la vida de Pío.
El Padre Pío vivió rodeado del Cielo desde temprana edad. El contacto con Jesús, María, los ángeles custodios, santos y almas del purgatorio, era habitual para él. Pero raramente daba testimonio, debido a su humildad. Sin embargo, era imposible ocultar sus contactos. En cierta oportunidad se escucharon aplausos y gritos en la iglesia, sin que nadie fuera visible. Ante la pregunta a Pío, él dijo: he estado orando por muchos soldados muertos en la guerra, y un grupo de ellos ha venido a agradecer mi oración, ya que iban camino del purgatorio hacia el Cielo.

A un niño enfermo, Pío se le presentó en bilocación y le anunció la futura visita de la Virgen. Cuando el niño hubo recibido la Presencia de la Madre del Cielo, Pío se volvió a presentar y le dijo: es hermosa, ¿no?. Yo la he visto muchas veces pero aún no dejo de admirarme de su belleza. Tú la recordarás por el resto de tu vida.

Daba especial importancia a los ángeles custodios. Nuestros ángeles nos siguen durante toda la vida, y aún después, y sin embargo no los consideramos. Debemos orarles, pedirles ayuda, reconocer su presencia como siervos de Dios, puestos allí para nuestra asistencia. La oración de los ángeles custodios debe ser dicha diariamente, así como deben ser invocados para nuestro consuelo y ayuda. Pío tuvo muchas oportunidades para manifestar la presencia de los ángeles a sus circunstanciales visitantes.

Por supuesto que la Presencia de Cristo en la vida de Pío era resaltable, su oración era un diálogo permanente con el Señor, y su testimonio de imitación se manifestaba a través de sus Estigmas.

No puede entenderse al Padre Pío en su acabada magnitud espiritual, sin aceptar abiertamente lo sobrenatural en nuestro mundo. La Presencia Celestial se manifiesta en el mundo de diversas formas, y el Santo del Gargano era como una puerta abierta al Cielo, para dar testimonio de esperanza a quienes tenemos débil nuestra fe.

El perfume a santidad del Padre Pío.
El olor de santidad, no solo en sentido figurado, es cosa familiar en los Siervos de Dios. Es inútil decir que los incrédulos se ríen a carcajadas de él, como también de sus estigmas. Pero también contra eso tropieza la ciencia. Ningún desinfectante, ni la tintura de yodo, ni el fenol, pueden engendrar ese olor agradable, muy peculiar, que emana de la sangre de las llagas del Padre Pío, como lo han confirmado los diversos estudios médicos que se le realizaron. Además estos han observado que la sangre no se corrompe, como ocurriría normalmente, de no tratarse de un fenómeno sobrenatural.

El olor es fugaz. Los visitantes a la celda de Pío sugieren que cuando un individuo lo percibe es señal de que Dios derrama sobre él una gracia por intercesión del Padre Pío. Perfumes de violetas, lirios, rosas, incienso y tabaco fresco, a veces de gran persistencia, como lo atestigua el Dr. Festa ( fallecido en 1940 ). Éste ha escrito: "Cuando examiné por primera vez el costado del Padre Pío, guardé un trocito de género manchado de sangre, pensando examinarlo en el microscopio. Como carezco de olfato, no observé nada extraño. Pero un personaje de importancia y otros señores que volvían conmigo de San Giovanni a Roma, y que nada sabían del género guardado en mi caja de instrumentos, percibieron - pese al viento que entraba por la ventanilla del auto - un olor muy marcado, igual al que según ellos emanaba del Padre Pío.

En Roma, durante largo tiempo, ese género fue conservado en un armario de mi consultorio, y a tal punto llenaba de efluvios la habitación que muchos de mis pacientes me preguntaban espontáneamente de dónde venia ese perfume."

Don Carlos Predriale, escribano genovés esperaba en la sacristía la llegada del Padre Pío, acompañado de su hijito de tres años. No bien entró aquel, el niño tiró de la manga a su padre, preguntando: "¿Papá, qué es lo que tiene tan rico olor?".

Una noche de verano, en el quinto piso de un edificio situado en el centro de Génova, un grupo de señoras hablaban del Padre Pío. De pronto dos de ellas sintieron un efluvio con un característico perfume a violetas, mientras las otras no sintieron nada. Pero un poco más tarde, una tercera señora -un ser de excepción, por otra parte- entrando en la sala tuvo la impresión de entrar en un campo de violetas. Esto no quiere decir que haya que estar en estado de gracia para percibir "el olor de santidad". Por el contrario, hay incrédulos y grandes pecadores que han sido sensibles a él, como primera señal de su conversión. No es, pues, un premio al mérito ni a la fe.

La señora Vera Berlotto Bianco, de Veglio Mosso, escribió: "Siempre tengo muchísimo gusto de hablar de nuestro querido Padre Pío. El sábado pasado recibí la visita de un profesor que goza de gran renombre en Biella: deseaba que le diera unos datos sobre el Padre. Para asombro nuestro, nos inundó de pronto una deliciosa fragancia que persistió desde las nueve hasta las once. Qué alegría para mi marido y para mí!. El profesor se sintió tan conmovido, que decidió ir a San Giovanni. Dichoso de él!".

Otro testimonio de julio de 1949. "Discúlpeme que vuelva a insistir sobre las gracias que ha realizado para mí el Padre Pío. El 11 de febrero mi madre estaba grave. Yo oí una voz - la del Padre Pío - que me urgía a que fuese a verla, porque se moría. Partí sin demora, y después de un viaje de 50 km. llegué justo a tiempo para recoger su último suspiro". "La segunda gracia la obtuve el Jueves Santo. De pronto me inundó un fuerte olor a incienso, luego a rosas, y comprendí que el Padre se me había manifestado en esa forma". "Finalmente, la tercera gracia, la más importante para mí, la recibí el 27 de julio. Esa mañana fui despertado por un violento aroma de violetas, cuya intención comprendí cuando el cartero me trajo una carta de un hermano al que no veía desde treinta y dos años atrás, y al que creía muerto."

Es habitual el caso de perfumes celestiales, rosas, incienso, violetas, en eventos de Presencia Celestial. En muchas apariciones de María se produce este fenómeno, yo da un testimonio de fe y conversión poderoso. Sólo aquellos que lo vivieron saben lo majestuoso que es sentir que el Cielo todo se manifiesta detrás de un hecho tan simple como percibir con los sentidos, algo que físicamente no está allí. Además, es habitual que el Cielo deje testigos que no sienten los perfumes, como forma de corroborar que se trata de un hecho místico o. No son más que señales de Presencia, regalos. La cuestión es qué hacemos con ellos, una vez recibidos. ¿Podemos seguir viviendo como antes?. ¿Nos lo permite nuestra conciencia?.

La reacción de la Iglesia a la existencia del Padre Pío.
Podemos decir sin dudarlo que el santo del Gargano sufrió la incomprensión de muchos sacerdotes durante buena parte de su vida. De hecho tuvo prohibición de escribir desde 1924 hasta su muerte. También estuvo confinado en su celda durante casi una década, sin poder celebrar misa, confesar, tener contacto con el mundo exterior. Muchísimos investigadores de la iglesia fueron enviados desde el vaticano a San Giovanni, con la aparente intención de demostrar que lo que allí ocurría no era cierto ni posible. Sin embargo, Pío siempre amó a la iglesia, cuerpo Místico de Jesús. Con absoluta obediencia y entrega, cumplió todo lo que se le pidió, con la asistencia de Jesús y María. Finalmente, durante la década de 1930 fueron liberándose las limitaciones, y volvió a su vida monacal más abierta. Con el paso de los años, hubo varios intentos de reunirlo con el Santo Padre, que nunca llegaron a realizarse.

Sin embargo fue el pueblo quien dio la nota, más allá del intento oficial de ocultar o acallar sus estigmas y manifestaciones: la gente.

El pueblo siempre creyó, y se volcó de a miles, durante décadas, a visitarlo. Y cuando más se lo limitaba desde la iglesia, más fuerte era el grito pacífico de resistencia. Todo indicó que no podía silenciarse el llamado de Dios a San Giovanni Rotondo. Y es el haber pasado por estas pruebas lo que da más validez y crédito a su santidad.

El Padre Pío fue beatificado, pero ahora estamos frente al hecho tan deseado, reclamado por décadas por cientos de miles de personas alrededor del mundo.

En diciembre de 2001 el Vaticano emitió el decreto de reconocimiento de milagros y virtudes heróicas que allanan el camino para la canonización del Padre Pío. Las puertas están abiertas para que recibamos a San Pío, para nosotros el Padre Pío.

Él ya es santo, vaya si lo es. El Cielo entero canta alabanzas a esta joya tan especial del alhajero de Jesús y María: el Santo del Gargano está más que nunca indicándonos el camino de la gloria eterna, el camino de llegada a la Patria Celestial.

El mensaje del Padre Pío.
A diferencia de otros casos de hechos místicos, Pío no fue instrumento de mensajes específicos sobre el futuro de la humanidad, pese a que existen mensajes falsos atribuidos a él. El mismo Padre Pío fue el mensaje, su vida, su actitud, su deseo de santidad.

Sin embargo, es posible recoger escritos previos a la prohibición que le estableció la iglesia en 1924, y referencias sobre su mensaje espiritual, revelados por quienes lo escucharon.

Tomemos estos verdaderos principios de vida como una balsa de salvación para nuestras almas.

Dijo el Padre Pío: A Dios se le busca en los libros, se le encuentra en la meditación.

La vida del cristiano no es más que un perpetuo esfuerzo contra sí mismo. El alma no florece sino merced al dolor.

A alguien que temía haberse equivocado, el Padre le dijo: "Mientras tema, usted pecará". La persona replicó: "Tal vez, Padre, pero se sufre tanto!". Dijo Pío: "Es indudable que se sufre, pero es menester distinguir entre el temor de Dios y el miedo de Judas. El demasiado miedo nos hace obrar sin amor, mientras que la demasiada confianza nos impide observar con inteligente atención aquel peligro que debemos vencer. Ambos deben ayudarse uno a otro como dos hermanos".

Si logras vencer la tentación, es como si lavaras tu ropa sucia.

Quien no medita, decía cierta vez, me recuerda al hombre que no hecha una mirada al espejo antes de salir, y poco cuidadoso de su aspecto, aparece en público desaliñado sin darse cuenta.

La persona que medita y vuelve su espíritu a Dios, que es el espejo de su alma, despista a sus faltas, las corrige lo mejor que puede y pone en orden su conciencia.

Alguien preguntó un día al Padre: "¿Cómo podemos distinguir la tentación del pecado?". Sonrió el Padre, y contestó con otra pregunta: "¿Cómo distinguir a un asno de un ser razonable?. En que el asno se deja guiar, mientras que el ser razonable tiene las riendas". Él se refería al control de la voluntad, ya que el pecado se materializa cuando el mal toma control de nuestros actos o pensamientos. La tentación es obra de satán, y siempre existirá como amenaza en nuestro interior, tratando de apoderarse de nuestra voluntad.

Por nuestra calma y nuestra perseverancia, no sólo nos encontramos a nosotros mismos, sino también a nuestras almas y al mismo Dios.

Un hombre pidió al Padre Pío que curase a su madre. Le mostró su retrato y le dijo: "Padre, si yo lo merezco, bendígala". "Ma che mérito. En este mundo, ninguno de nosotros merecemos nada. Es el Señor, en su infinita bondad quien es tan amable como para colmarnos de sus dones, porque todo lo perdona".

El Padre Pío detesta la máxima: "Cada uno para sí mismo, Dios para todos". La encuentra egoísta, demasiado de este mundo que sólo piensa en sí mismo. Él propone esta otra de su cosecha: "Dios para todos, pero nadie para sí mismo".

Un día, reporteado sobre la penitencia y la mortificación, el Padre se expresó en estos términos: "Nuestro cuerpo es como un asno al que hay que azotar, pero no demasiado, porque si cae, ¿quien nos llevará a cuestas?".

El demonio no tiene más que una puerta para entrar en nuestra alma: la voluntad. No existen entradas secretas. Ningún pecado es pecado sin nuestro consentimiento. Cuando falta la participación del libre albedrío, no hay pecado sino debilidad humana.

Alguien se lamentaba diciendo que lo torturaba el recuerdo de sus faltas. "Eso es orgullo, le interrumpió el Padre. Es el demonio el que le inspira ese sentimiento, no es una verdadera tristeza". "Pero, ¿cómo podré discernir entre lo que viene del corazón, lo que es inspirado por Nuestro Señor y lo que, por el contrario, proviene del diablo?". "Por este signo inconfundible: el espíritu del demonio excita, exaspera, nos inyecta una especie de angustia, cuando la caridad nos lleva en primer lugar a buscar el bien de nuestra alma. Luego, si ciertos pensamientos lo agitan, tengan por cierto que vienen del diablo".

A una persona que tenía vocación de curar almas y le preguntaba cómo debía proceder con los que son sordos a los llamados de la caridad, el Padre contestó: "Procura atraerlos por el amor y la caridad, dando sin esperar algo a cambio. Y si con esto fracasas, entonces repréndelos. Cristo hizo el Cielo, pero también el infierno".

En algunas ocasiones el Padre Pío dice a sus hijos espirituales: "Pan y azotes ayudan muchas veces a criar espléndidos muchachos".

Un joven le confesó que temía amarlo más que a Dios. A lo que el Padre replicó: "Usted debe amar a Dios con un amor infinito a través de mí. Usted me quiere porque lo dirijo hacia Dios que es el Ser Supremo. Yo no soy más que un medio. Si lo guiara hacia el mal, dejaría de amarme".

Un día una penitente le confió que le parecía imposible vivir lejos de San Giovanni, tanta era la felicidad que sentía en su presencia. El Padre le hizo la siguiente observación: "Para los hijos de Dios no existe la distancia, hija". Como la joven no parecía convencida, sacó su reloj: "Dígame, ¿ que ve en el centro?. El eje, Padre. Exacto. El eje, como Dios, está inamovible, y las agujas corren ligadas al centro, y las agujas miden el tiempo. En resumidas cuentas, el espacio que separa los números del centro, carece de importancia: Dios es el centro, los números son las almas, pero hay también un Padre Pío que sirve de puente".

La prudencia tiene ojos. El amor piernas. El amor, que tiene piernas, querría correr hacia Dios, pero su impulso es ciego, y uno tropezaría, de no estar dirigido por los ojos de la prudencia.

Una mujer joven y bella, viuda de un miembro del Parlamento que murió en la flor de la edad, estaba abrumada por la pena. Quería retirarse del mundo y fundar una Orden religiosa. Consultó al Padre Pío: "Señora, antes de santificar a los demás, piense en santificarse usted misma".

A un masón convertido, el Padre le dijo: "Todos los sentimientos, cualquiera sea su fuente, tienen algo de bueno y algo de malo. A usted corresponde asimilar sólo lo bueno y ofrecérselo a Dios".

Como una señora admitiera que tenía cierta inclinación a la vanidad, el Padre comentó: "¿Ha observado usted un campo de trigo maduro?. Unas espigas se mantienen erguidas, mientras otras se inclinan hacia la tierra. Pongamos a prueba a los más altivos, descubriremos que están vacíos, en tanto los que se inclinan, los humildes, están cargados de granos".

Una señora le preguntó qué oración era más apreciada por Dios. Él contestó: "Toda oración es buena cuando es sincera y continua".

Es tal el orgullo del hombre, dice el Padre, que cuando es feliz y poderoso se cree igual a Dios. Pero en la desgracia, librado a sus solas fuerzas, se acuerda del Ser Supremo.

Dios enriquece al hombre que ha hecho el vacío en sí mismo.

En la vida espiritual siempre hay que ir adelante, jamás retroceder. De otro modo, le ocurre a uno lo que al barco que ha perdido el timón: es rechazado por los vientos.

No es faltar a la paciencia el implorar a Jesús el fin de nuestros sufrimientos, cuando exceden nuestras fuerzas. Siempre nos quedará el mérito de haber ofrecido nuestros dolores.

La mentira es el engendro de Satanás.

La manía de los ¿Por qué?, ha sido calamitosa para el mundo.

La humildad es verdad. La verdad es humildad.

Una buena acción, cualquiera sea su causa, tiene por madre a la Divina Providencia.

La oración es la llave que abre el corazón.

No lo olvidéis: el eje de la perfección es el amor. Quien está centrado en el amor, vive en Dios. Porque Dios es Amor, como lo dice el Apóstol.

En marzo de 1923, una penitente preguntaba al Padre qué debía hacer para santificarse. "Desate sus lazos con el mundo". Una amiga, sabiendo que ella llevaba una vida muy retirada, hizo un gesto de sorpresa. El santo se volvió hacia ella y le dijo, con bastante sequedad: "Señora, uno puede ahogarse en alta mar, y también puede sofocarse hasta el ahogo con un simple vaso de agua. ¿Dónde está la diferencia?. ¿Acaso no es la muerte, en cualquiera de esas formas?".

Recuerde, dijo el padre a uno de sus hijos espirituales, que la madre empieza a hacer caminar al niño sosteniéndolo. Pero luego, éste debe caminar sólo. También usted debe aprender a razonar sin ayuda.

A una señora excesivamente servicial, que se quejaba de no poder hacer nada por él: "El general es el único en saber cómo y cuándo ha de emplear al soldado. Espere su turno, señora".

Pecar contra la caridad es como destrozar la pupila de Dios. ¿Qué hay más delicado que la pupila del ojo ?. El pecado contra la caridad equivale a un crimen contra natura.

El amor y el temor deben estar unidos: el temor sin amor se vuelve cobardía. El amor sin temor, se transforma en presunción. Entonces uno pierde el rumbo.

Sin obediencia no hay virtud. Sin virtud no hay bien. Sin bien no hay amor. Sin amor no hay Dios. Y sin Dios no hay Paraíso.

En una estampa representando la Cruz, el Padre escribió estas palabras: "El madero no os aplastará. Si alguna vez vaciláis bajo su peso, su poder os volverá a enderezar".

Para Andrés Lo Guercio, que viniera de América a visitarlo, escribió en una imagen del Sagrado Corazón: La humildad y la pureza son las alas que nos llevan hacia Dios y casi nos divinizan. No se olviden que un malhechor que se sonroja de sus actos está más cerca de Dios que un hombre de bien que se sonroja de tener que trabajar.

Al señor Natal Selvatici, de Bolonia: No olvide que el hombre tiene un espíritu, que tiene un cerebro para razonar y un corazón para sentir, que tiene un alma. El corazón puede estar regido por la cabeza, pero el alma no. Por lo tanto, debe existir un Ser Supremo que la dirija.

A un penitente que había vivido en el vicio, y que le preguntaba si, cambiando de vida, alcanzaría el perdón y moriría en la fe, le contestó: Las puertas del Paraíso están abiertas a toda criatura. Acuérdate de María Magdalena.

El tiempo que se pierde en ganar almas a Dios, no es tiempo tontamente perdido.

Guardad en lo más hondo del espíritu las palabras de Nuestro Señor: "A fuerza de paciencia, poseeréis vuestra alma".

Jesús os guía hacia el Cielo por campos o por desiertos. ¿Qué importancia tiene?. Acomodaos a las pruebas que Él quiera enviaros, como si debieran ser vuestras compañeras para toda la vida. Cuando menos lo esperéis, quizás queden resueltas.

Los grandes corazones ignoran los agravios mezquinos.

El anhelo de la paz eterna es legítimo y santo, pero debe ser moderado para una total resignación a los designios del Altísimo: más vale cumplir la Voluntad Divina en este mundo que gozar en el Paraíso. Sufrir y no morir, era el ‘leit-motiv’ de Santa Teresa. El Purgatorio es un lugar de delicias, cuando se lo soporta por voluntaria elección de amor.

El demonio es como un perro encadenado: si uno se mantiene a distancia de él, no será mordido.

Las tentaciones, el bullicio, las preocupaciones, son las armas de nuestro enemigo. No lo olvidéis: si hace tanto ruido, es señal de que está afuera y no dentro. Lo que debiera espantarnos sería que reinase la paz y la armonía entre nuestra alma y el demonio.

Las tentaciones emanan de lo innoble y de las tinieblas. Los sufrimientos, del seno de Dios: Las madres vienen de Babilonia, las hijas de Jerusalén. Despreciad las tentaciones, recibid las vicisitudes con los brazos abiertos.

Gólgota: Una cima cuya ascensión nos reserva una visión beatifica de nuestro amado salvador.

Si Jesús se manifiesta a vosotros, dadle gracias. Si se os oculta, dadle gracias. Todo esto es un juego de amor para atraernos dulcemente hacia el Padre. Perseverad hasta la muerte, hasta la muerte con Cristo en la Cruz.

El don sagrado de la oración está a la derecha del Verbo, nuestro Salvador, en la medida en que vaciéis vuestro Yo de sí mismo, es decir, del apego a los sentidos y a vuestra propia voluntad. Echando raíces en la santa humildad, el Señor hablará a vuestro corazón.

Practicad con perseverancia la meditación a pequeños pasos, hasta que tengáis piernas fuertes, o más bien alas. Tal como el huevo puesto en la colmena se transforma (a su debido tiempo) en una abeja, industriosa obrera de la miel.

El corazón de nuestro Divino Maestro no conoce más que la ley del amor, la dulzura y la humildad. Poned vuestra confianza en la divina bondad de Dios, y estad seguros de que la tierra y el cielo fallarán antes que la protección de vuestro Salvador.

Caminad sencillamente por la senda del Señor, no os torturéis el espíritu. Debéis detestar vuestros pecados, pero con una serena seguridad, no con una punzante inquietud.

Permaneced como la Virgen, al pie de la Cruz, y seréis consolados. Ni siquiera allí María se sentía abandonada. Por el contrario, su Hijo la amó aún más por sus sufrimientos.

Por los golpes reiterados de su martillo, el Artista divino talla las piedras que servirán para construir el Edificio Eterno. Puede decirse con toda justicia que cada alma destinada a la gloria eterna es una de esas piedras indispensables. Esos golpes de cincel son las sombras, los miedos, las tentaciones, las penas, los temores espirituales y también las enfermedades corporales. Dad pues, gracias al Padre celestial por todo lo que impone a vuestra alma. Abandonaos a Él totalmente. Os trata como trató a Jesús en el Calvario.

El Padre Pío es nuestro sendero claro y bien señalizado hacia el amor del Padre Eterno, a través de Jesús y María. Tenemos que tenerlo presente, conocerlo, familiarizarnos con él. Quien sienta un profundo amor por el Santo del Gargano, y llegue a sentir como él sintió, habrá encontrado la forma de vivir esta vida con la alegría y entrega necesarias como para esperar la vida eterna con paz verdadera.

El perder el temor a la muerte, el desapegarse de las cosas de este mundo, es la primer gran puerta al crecimiento espiritual y a la conversión de nuestra alma. Él es un salvavidas tendido a nuestras manos, para que podamos aferrarnos y enfrentar con confianza el oleaje que el demonio nos propone a lo largo de una vida rodeada de miserias, egoísmo, vanidad, cobardía, envidia, odio, tristeza, arrogancia y falta de esperanza y fe.

Busquemos a Dios donde Él se encuentra, Pío es una fuente que no podemos desperdiciar!

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El fraile franciscano nació en 1927 en Federación, en la Provincia de Entre Ríos, pero desde hace muchos años se desempeña como confesor en ...