Misión de San Pío: Apóstol del confesionario.

En todo el contexto de la vida y la espiritualidad de Francesco Forgione, el Santo Padre Pío, se ofreció como víctima de amor en el altar, donde vivía la pasión de Cristo, y en el confesionario, donde vivía la compasión (precisamente en el sentido etimológico de «padecer con») con el pecador. Se identificaba con Cristo en la inmolación eucarística, y con el penitente en el confesionario, para reconciliar a las almas con Dios. El padre Pío fue un gran apóstol del confesionario; ejerció el ministerio durante cincuenta y ocho años, horas y horas, dedicado a los que acudían a él: hombres y mujeres, enfermos y sanos, ricos y pobres, eclesiásticos y seglares, procedentes de lugares cercanos o lejanos. En su causa de canonización este es ciertamente su mayor título de gloria, la confirmación de su santidad y el ejemplo más brillante que dejó a los sacerdotes de todo el mundo, de este siglo y de los futuros.









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